No hay mejor forma de acabar el año, que haciendo lo que te gusta, en compañía de buenos amigos, y disfrutando de una mañana que ha mimado todos los sentidos: las vistas no se pueden describir, ni siquiera en las fotos se precia el estallido de naturaleza en el que nos hemos sumergido, los olores y los sonidos en total armonía, y mucho tacto para dominar la bici por bajadas y caminos con pendientes por encima de los dos dígitos durante mucho tiempo (en estos tramos no hacía fotos, me limitaba a no caerme mucho, jeje), todo esto me ha dejado un agradable sabor de boca y una vez más he podido comprobar como este deporte, aparte de hacernos disfrutar, nos hace olvidarnos de las dificultades económicas, del paro, de la prima de riesgo y de todos los problemas que nos rodean cada día.
Doy las gracias a Antonio, Ricardo, Fran y Andrés por la mañana que me han regalado hoy en Pozoblanco.
Y después de esta ruta, una buena cervecita con los amigos para finalizar el día.
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